El anhelo de la libertad
Estaba deseando salir de aquella botella. No notó el proceso de embotellamiento. Se había formado dentro. Al igual que sus compañeras, soñaban con el momento de la liberación. Oír ese maravilloso ruido que produce el tapón corcho al liberarse de la botella, es el resultado de la alegría de verse por fin libre de la opresión de la boca de la botella.
Esa alegría era contagiosa, por eso ella y sus compañeras, las burbujas, no podían estarse quietas, porque sabían que las siguientes en salir eran ellas.
El tan ansiado día llegó y la botella, su botella, fue descorchada. No pudo ver dónde fue a parar el corcho; seguramente al suelo, donde lo recogerían una mano después.
El contacto con la copa fue frío, pero no mucho más que el que mantenía en la botella. La emoción al oír las copas al chocar, por el tan esperado brindis, le hizo moverse aún más de la alegría. Algunas compañeras desaparecieron, fueron las primeras en salir; ella no. Esperó en la copa hasta que llegara su momento. Pero el momento se fue prolongando demasiado y la frescura de la copa se fue perdiendo. Algunas compañeras se detuvieron, y el líquido las atrapó. A ella aún le quedaba aire y fuerza; seguiría aguantando. Sabía que llegaría su momento, el momento de perderse dentro de la boca, para hacer su explosión dentro de ese nuevo organismo. Para eso había sido creada y eso es lo que haría. El calor de la copa la fue debilitando y, al igual que a sus compañeras, el líquido la convenció para que dejara paso a su nueva forma.
Ya no sería una burbuja, ahora sería una gota
¡Qué más daba!
La experiencia había valido la pena.
Este trabajo tiene licencia CC BY-NC-ND 4.0.© 2 por Teresa San
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