La medicina del corazón

Cómo encontrar paz en medio del caos

Sugerencias: Antes de leer el cuento


Era una noche oscura sin luna. Se despertó de repente; un dolor agudo le atravesaba el pecho, sentía el corazón como si fuera un corcel brincando por salir a galopar. Puso su mano derecha sobre él para calmarlo, pero no era suficiente. Así que echó mano a la imaginación, pero tampoco esta acudía a su auxilio. El dolor iba y venía, cada vez más agudo, como si el fino hierro de una espada, una y otra vez, lo atravesara.

Entre sacudida y sacudida recordó aquella única vez que, siendo niña, se subió a un caballo. Si se concentraba y cerraba los ojos, aún podía sentir el calor que desprendía aquel animal entre sus piernas. Lo que sintió al ver el mundo desde esa altura y cómo su corazón se aceleró cuando comenzó a trotar.

No sintió miedo, solo emoción, pues había sido un deseo cumplido y con una sonrisa dibujada en su cara, buscó en su memoria otro recuerdo que calmara a su corazón.

En su memoria aún podía ver con claridad esas pecas que salpicaran su cara, sentir sus manos menudas en su cintura y aquella música de fondo que, si no hubiera sonado, ella estaba segura de que él habría podido escuchar a su corazón galopando. Y con este recuerdo, sorteó otra embestida con una sonrisa en su cara.

Se preparó para la siguiente. Esta vez recordó cuando la felicitaron por el trabajo bien hecho.

Y para la siguiente, aquel libro que sintió que formaba parte de aquella historia narrada, donde ella era la protagonista.

O aquella película que le encogió tanto el corazón que no pudo evitar que las lágrimas brotaran a raudales: ¡Cómo le había gustado!

Y así, reviviendo recuerdos, la noche pasó y llegó el día.

Con la noche marcharon aquellas embestidas en el corazón.

Aquella noche descubrió que, recordar los momentos felices es la mejor medicina para el corazón.  


La medicina del corazón tiene licencia CC BY-NC-ND 4.0.© 2 por Teresa San

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